Entre las personas existen dos tendencias naturales que técnicamente se llaman "modalidades explicativas". Una modalidad explicativa es la forma en que una persona explica lo que le pasa. Hablando en forma completamente general, un hecho puede ser debido a la mano del hombre o no; si es debido a la mano del hombre, puede ser debido a este hombre o a aquel otro. Quiere decir que, desde el punto de vista de una persona, un hecho de su vida puede ser debido a la acción de la misma persona, a la acción de otra u otras personas, o a la acción de la Naturaleza.
Se podría pensar que, al preguntarle a alguien la causa de los hechos de su vida, estos tres tipos de causa aparecerían más o menos mezclados. Sin embargo, se comprueba que la mayoría de las personas tienden a atribuir la razón de lo que le ha sucedido, ya sea a sí mismas o ya sea a factores ajenos a ellas mismas.
La forma en que interpretas los acontecimientos de tu vida es de primordial importancia en tu posibilidad de superarte como persona. Si sistemáticamente tratas de colocar en otros la responsabilidad de lo que te ocurre, esta conducta nociva te impedirá progresar. Debes comenzar por asumir tu parte de responsabilidad en los sucesos de tu vida.
Todos tenemos (y utilizamos) cierto grado de libertad en lo que hacemos. Si unos amigos me invitan a una fiesta, lo que me están haciendo es una invitación, no una imposición. Yo tengo la libertad de aceptar o no la invitación, de concurrir o no a la fiesta. No puedo atribuirles a los amigos que me invitaron a su fiesta la responsabilidad de haber conocido a la persona con la que después me casaría.
Por ejemplo, alguien puede aducir: "no le caí simpática al oficial, por eso me hizo la multa", olvidándose de que si no hubiera dejado la licencia en su casa la relación de simpatía o antipatía con la policía hubiera sido por completo irrelevante.
Tampoco el extremo opuesto, esto es, atribuirse la responsabilidad de todo lo que te pasa, es saludable. Una persona con un buen grado de salud mental sabe reconocer aquellos hechos que escapan a su control. Por supuesto que, de algún modo u otro, siempre somos responsables de colocarnos en situación de que ocurra algo, pero todo tiene su límite.
Si, por el motivo que sea, decido ir a vivir a una región que cuenta entre sus características la de tener escasas lluvias, y de repente sobreviene un temporal como no hubo en cien años, y se me inunda la casa, no puedo echarme la culpa por haber elegido ir a vivir en ese lugar.
En la mayoría de los casos, somos responsables de las cosas que nos ocurren, porque, de alguna manera o de otra, hemos proporcionado la oportunidad para lo que ha ocurrido, pero también debemos saber liberarnos de la culpa por aquellos acontecimientos de los cuales no podíamos saber que iban a ocurrir.
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