domingo, 1 de mayo de 2016

¿Que te imaginas?

Si no quieres tener más problemas de los que necesitas es conveniente que controles tus representaciones internas, es decir, cómo interpretas lo que ocurre y qué es lo que te imaginas. Ten en cuenta que entre tu organismo y tu mente hay un camino de doble vía, por el cual ambos se influyen recíprocamente. Lo que pasa por tu cabeza influye en tu estado fisiológico, y el estado fisiológico influye en tu estado mental.

Como ejemplo de esta influencia recíproca, vamos a ver el caso de un hombre que está esperando a su novia o esposa, y que encuentra que ésta se está retrasando. La hora a la que la mujer tenía que llegar ya ha pasado y ella no aparece. ¿Qué pasa por la cabeza del hombre?

Vamos a analizar una primera hipótesis. El hombre piensa que ha sufrido algún percance leve, como encontrarse con un atasco de tránsito, y no le da mayor importancia al asunto. Su fisiología no se altera. Cuando la mujer finalmente llega, el hombre satisface su curiosidad con respecto al motivo de la demora y ambos prosiguen con sus actividades previstas.

Veamos otro caso. Esta vez el hombre experimenta una fuerte preocupación pensando que tal vez la mujer ha tenido un accidente. Su fisiología cambia para reflejar este sentimiento de miedo. El cambio se produce tanto en su estado interno como en su apariencia externa. Otra persona que lo contemple podrá apreciar que "a este hombre le pasa algo". Cuando la mujer llega y el hombre comprueba que no ha sufrido daño, la saluda efusivamente, aliviado porque su suposición había resultado equivocada.

Finalmente, imaginemos ahora que el hombre imagina que la mujer se demora porque se olvidó de la hora hablando con una amiga a la que encontró por causalidad. El hombre se enfada, y su enfado aumenta a medida que el tiempo pasa y la mujer no aparece. Su fisiología cambia para reflejar esta situación anímica. Cualquier persona un poco perspicaz que lo encuentre en este momento podrá reparar en que "este hombre está enojado". Cuando por fin la mujer llega, el hombre la increpa duramente sin darle tiempo a explicarse.

Vemos entonces ante una misma situación se producen tres reacciones distintas que modifican la fisiología de manera también distinta. No es el mismo un organismo dominado por el miedo que por el enojo: los órganos experimentan transformaciones diferentes. Tampoco va ser la misma la reacción de la mujer, con las correspondientes consecuencias sobre la relación entre ambos. En el primer caso, no hay motivo para que tenga ninguna reacción. En el segundo, es probable que se sienta halagada por la preocupación del hombre. En el tercer caso, lo más probable es que se suscite una discusión que seguramente provocará una tirantez al menos temporaria entre ambos.

Hemos visto aquí una situación en que la representación mental influye en el organismo, pero lo contrario también ocurre. Si quieres experimentar una sensación de enojo, te será más fácil si comienzas por hacer que tu organismo se asemeje al de una persona enojada. La mente y el cuerpo se influyen mutuamente, y en conjunto son la causa del estado en que se encuentra la persona. El estado a su vez es la causa de la conducta de la persona. En este ejemplo vimos como el hombre, en tres estados diferentes, produjo tres conductas diferentes.

Las representaciones mentales abarcan lo que vemos y oímos mentalmente, incluyendo lo que nos decimos mentalmente. La fisiología involucra la postura y las modificaciones en los órganos corporales (como la epidermis), la respiración, y la tensión o relajación muscular. La conducta puede ser verbal (lo que decimos) o física (lo que hacemos). Estos tres fenómenos se encuentran relacionados como hemos podido ver en nuestro ejemplo.

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