sábado, 14 de mayo de 2016

El círculo de influencias

Tus creencias dirigen tu vida. Si quieres tener la posibilidad de cambiar el rumbo de tu vida debes cambiar aquellas creencias que te impiden obtener lo que quieres. Esto puede lograrse solamente por medio de un sostenido esfuerzo, pero es la única manera de liberarte de las trabas que tú mismo te impones.

La razón de que las creencias tengan una influencia tan importante en tu vida es que existe un círculo de influencia recíproca que perpetua y consolida la manera en que has estado viviendo hasta ahora. La comprensión de este círculo es fundamental para que puedas romperlo e iniciar un nuevo camino.

Partamos de la base de que para realizar algo tienes que tener la capacidad para hacerlo. Dicha capacidad te la darán el estudio y el entrenamiento. Tienes que tener el conocimiento sobre cómo llevar a cabo la tarea, y esto se consigue mediante el estudio. Hagamos de cuenta que tu vida es un barco, y tú quieres ser el capitán de ese barco. En otras palabras, quieres ser el capitán de tu propio destino.

Para ser capitán de barco tienes que tener una buena cantidad de conocimientos sobre navegación. ¿Cómo se consiguen estos conocimientos? Estudiando. Pero el estudio solamente no basta, hay que realizar prácticas. Es decir, se necesita entrenarse. Todo aspirante a capitán no comienza asumiendo el mando de un barco ni bien termina sus estudios. Comienza ocupando puestos subalternos que le dan la posibilidad de entrenarse en los distintos aspectos de la navegación bajo el control de una persona más capacitada y con mayor experiencia. De a poco va ocupando posiciones más importantes a medida que su entrenamiento avanza.

Pero todo esto nunca hubiera comenzado si el futuro capitán no hubiera tenido desde el principio el convencimiento de que estaba a su alcance llegar algún día a ocupar esa posición. Aquí es donde vemos la importancia de las creencias. Tiene que haber una creencia previa en la posibilidad de hacer algo, para que ese algo pueda ser hecho. Esa creencia es la que te lleva a la acción, que en este caso es primero el estudio y luego el entrenamiento.

La creencia te da la capacidad para pasar a la acción. Aunque tengas todas las condiciones para ser capitán, si no crees que puedas serlo estás incapacitado para siquiera comenzar el camino para llegar a esa meta. Pero una vez que inicias las acciones, comienzas a obtener resultados. Cuando más estudias, más sabes. Cuanto más te entrenas, más diestro eres. La acción produce resultados.

¿Qué ocurre cuando los resultados comienzan a aparecer? Las creencias iniciales se ven confirmadas, es decir, se refuerzan. Aquella creencia que tenías al comienzo, tal vez no muy intensa, de que alguna vez podrías llegar a tu meta, se va intensificando a medida que consigues resultados y que la meta se encuentra más cerca. Podemos decir entonces que los resultados influyen en las creencias.

Este es el círculo de influencias que puede operar tanto a favor como en contra tuya. Si de entrada comienzas con una creencia negativa de que no eres capaz de hacer algo, es probable que no lo consigas, lo cual te confirmará en tu creencia de que eres incapaz. El fracaso engendra el fracaso; el éxito engendra el éxito.

Por supuesto que todos venimos a la vida con ciertas condiciones naturales que nos facilitan determinados objetivos, y careciendo de otras condiciones que nos permitirían otras actividades. Pero las creencias también son importantes. Por lo tanto: analiza tus creencias, decide cuáles te convienen y cuáles no, y decide cuáles cambiar y cómo.

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